Tenía 18 años de edad, era estudiante secundario y militante socialista. Fue detenido el 15 de 1974 a las 13:30 horas, en su domicilio y en presencia de su familia, por tres agentes de la DINA, los que no se identificaron pero que posteriormente serían reconocidos como Miguel Krassnoff Martchenko, Basclay Zapata Reyes y el Negro Paz, además de Osvaldo Romo Mena.
Alejandro era el mayor de 4 hermanos y comenzó desde muy jóven su actividad política: “A los 14 años, Jano hizo su primer paro en el Colegio. Protestaban por el mal estado del Centro de Alumnos” relata su madre en el libro de Lucía Sepúlveda.
El día de su detención, pasado el mediodía los agentes llegaron al domicilio de Rodolfo Alejandro Espejo. Abrió la puerta su hermana Katia y su amigo Jorge Fernández, que había sido detenido con anterioridad, lo saludó y le pidió que salieran a la calle a conversar. Su madre, la señora Elena recuerda: “Jano estaba preocupado, me dijo que el cerco se estaba estrechando. Pero por un momento, esa mañana, lo olvidamos todo, y nos pusimos a jugar como cabros chicos” (Del libro 119 de Nosotros).
Cuando lo detuvieron, madre creyó que lo habían ido a buscar para algún entrenamiento de bomberos, ya que Alejandro iba a jurar como voluntario en una compañía pocos días después de su detención: “Hablamos de la ceremonia de graduación que iban a hacer el sábado siguiente. Él necesitaba el dinero para la casaca de bombero, y me contó que iba a ir a hacer un ejercicio fuera de Santiago. Por eso yo creí que se había ido con gente de la compañía.
Luego de su detención, Alejandro permaneció recluido en tres recintos de la DINA, siempre incomunicado: Londres 38, casa de calle José Domingo Cañas, ubicada en Ñuñoa y Cuatro Álamos.
Heddy Olenka Navarro, quien fuera detenida el 15 de agosto de 1974, por agentes de la DINA, entre ellos Luz Arce, Osvaldo Romo y Basclay Humberto Zapata Reyes, declaró que durante su permanencia en Londres 38 supo que ahí también se encontraba Rodolfo Espejo, de quien era amiga y compañera de Partido. Después, cuando ella fue trasladada a la casa de José Domingo Cañas, vio y conversó con él. Rodolfo se le acercó disimuladamente y le recomendó que se abstuviera de tomar agua porque era probable que le aplicaran corriente eléctrica durante los interrogatorios. En una segunda oportunidad en que fue llevada a este mismo recinto, volvió a ver a la víctima. Espejo le contó entonces que había sido torturado e interrogado.
Posteriormente, en julio de 1975, el nombre Rodolfo “Jano” Espejo apareció en la lista de los 119 chilenos que presuntamente habían muerto en enfrentamientos en el extranjero.