Antonio Llidó nació en 1936, en Valencia. Perteneció a una familia humilde que le inculcó ideales democráticos. Su ordenación sacerdotal fue en 1963 y su compromiso social ya fue evidente en su accionar como joven párroco en las aldeas de Balones y Quatretondeta, localidad de agricultores pobres.
El Padre Antonio Llidó llegó a Chile en 1969, enviado por la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias. Su labor sacerdotal se realizó en Quillota, Diócesis de Valparaíso, en un ambiente de campesinado pobre muy parecido a las aldeas que conoció en España.
“Desde el momento que llegó, fue impactado por la pobreza y la miseria, por la angustia del mundo obrero pobre. En todas partes donde él estuvo en Valparaíso esto era una situación común. El fue párroco de Quillota y trabajaba como obrero allá; trabajaba con sus propias manos. También daba clases de francés y con eso vivía. Acompañó a los modestos trabajadores de campo en la época de la cosecha, trabajando como un obrero más”, relata el padre Jesús Rodríguez, amigo de Antonio.
Llidó se vinculó al grupo «los 80», un grupo de sacerdotes de Cristianos por el Socialismo, quienes apoyaron a la candidatura presidencial de Salvador Allende. En una carta que escribió a un amigo el 9 de marzo de 1971, LLidó describe su vocación: «la fe en un dios flotante y lejano, solucionador de problemas a domicilio, ha quedado también en el olvido. Entiendo cada vez más mi religión y mi sacerdocio como un compromiso con la sociedad en la que vivo. Entiendo que Jesucristo tiene que ver mucho con este asunto. Entiendo que Jesucristo es cada uno de mis hermanos. Entiendo que, uniéndome a ellos en esta lucha, quizá sea capaz de ir superando mis pequeñas y grandes tareas personales que sólo tienen importancia en la medida en que me restan fuerzas para entregarme.”
Detención y Búsqueda
Después del golpe militar, fue buscado en Quillota por las fuerzas de seguridad del régimen militar. Fue obligado a dejar la región, trasladándose a Valparaíso y posteriormente a Santiago donde permaneció oculto hasta el día de su detención «Deseaba correr la suerte que corrían ellos. Igual, poco después del golpe debió salir de ese lugar porque le buscaban para matarlo, como buscaban a tanta gente, de lo cual todos los que vivimos esa época somos testigos. Llegó a Santiago, donde seguía ayudando a los que huían, huyendo con los que huían. Estando él mismo en peligro, seguía ayudando a los otros perseguidos”. En la última carta recibida por su familia, con fecha septiembre 1974, escrito con el seudónimo «Teresa Vázquez» -es evidente que LLidó tenía plena conciencia de los riesgos que vivía en ese momento: «No quiero ponerme dramático, pero alguna vez hay que decirlo. Si algo malo me ocurriera, quiero que tengan claro que mi compromiso con esto que hago ha sido libremente contraído, con la alegría de saber que esto es exactamente lo que me corresponde hacer en este momento. El miedo está presente en todo momento y en cada uno de nosotros, porque ningunos somos héroes de películas. Lo que ocurre simplemente es que todos nos negamos a aceptar que ese sentimiento sea condicionante y nos impide realizar aquello que, ‘con la cabeza fría y el corazón caliente’ entendemos que debe ser.”
El 01 de octubre de 1974 Antonio Llidó fue detenido. Algunos sacerdotes visitaron al Obispo Tagle, encargado de la diócesis de Valparaíso para preguntar por Antonio: “Él tenía buenas relaciones con los militares y le preguntaba sobre Llidó. Me acuerdo que en marzo 1975 nos dijo: ‘Acabo de hablar con un ministro de Estado y dice que está detenido y que está bien.’ En el mes de mayo fuimos de nuevo y nos dijo: ‘he hablado con una muy alta autoridad del Estado. Me dice que esto ya va camino a resolverse bien.’ Nosotros dudamos de todo lo que nos decía, pero nunca le dijimos, ‘Usted es muy ingenuo.’ Lo sentíamos pero no se lo decíamos.”
«En junio volvimos a verlo y esta vez, sí, estaba desconcertado. Se levantó, caminando nervioso, y decía, ‘Ahora, sí, no lo puedo entender. Me acaba de decir un ministro de estado que este joven sacerdote lo tenían en un local de detención y lo cambiaron a otro local de detención. En el camino se les escapó.’ Estaba muy nervioso. En las veces anteriores, pensaba que era correcto lo que les decía. Esta vez ya no se lo podía creer.”
Martirio
La terrible verdad que la anónima «alta autoridad del Estado» ocultó al Obispo Tagle fue que agentes de la DINA habían llevado a Antonio Llidó al centro de interrogación y tortura de José Domingo Cañas 1367, conocido como el Cuartel Ollagüe. Durante la segunda semana de octubre de 1974 fue trasladado a la pieza 13 de Cuatro Álamos, recinto de incomunicados operado también por la DINA. Permaneció en Cuatro Álamos hasta el 24 de octubre, cuando fue llevado junto a otros prisioneros a algún lugar desconocido. Desde esa fecha figura entre los cientos de personas hechas desaparecer posterior a su detención.
Gestiones Internacionales
La conocida compasión sacerdotal de LLidó y la tremenda brutalidad a la cual fue sometido en manos de la DINA motivaron gestiones de parte de numerosas autoridades internacionales.El Vaticano presentó exhortos internacionales. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España solicitó repetidamente que las autoridades militares de Chile informaran sobre el paradero del Padre LLidó.El Senado español en sesión especial realizada el 30 de octubre de 1979 analizó la situación que afectaba al Padre LLidó y pidió urgente acciones diplomáticas. La embajada Belga, el Alto Comisión de Naciones Unidas, Amnistía Internacional y la Cruz Roja Internacional también intervinieron y exigieron que el régimen militar respondiera.Sin embargo, ninguno de estos esfuerzos dieron resultado.
Historia Procesal del Caso Antonio Llidó
El 10 de octubre de 2000 los abogados Fabiola Letelier y Adil Berkovic presentaron una querella criminal por secuestro calificado y tortura. La querella fue interpuesta por los sacerdotes de la Iglesia Católica Mariano Puga, José Aldunate, Roberto Bolton, Jesús Rodríguez, Oscar Jiménez, Vicente Morales, Modesto Núñez, Miguel Jordá, y Sergio Antonio Torres. Igual que Llidó, varios de los querellantes son sacerdotes obreros, y comparten con Llidó esta condición. Todos son conocidos por su fuerte defensa de la justicia.
Han declarado testigos en consulados de Chile en Alemania, Francia, España, y Argelia, además de los testigos que se encuentran en Chile y declararon ante el Ministro Zepeda. El 15 de mayo de 2003 el Ministro Jorge Luis Zepeda sometió a proceso por el delito de secuestro calificado a la cúpula de la DINA.
Hay que señalar que el caso del sacerdote Antonio Llidó fue una pieza clave en la detención de Augusto Pinochet en Londres en 1998, a raíz de la solicitud de extradición del Juez español Baltazar Garzón. El proceso llevado por la justicia española contra Pinochet está basado en la denuncia de parte de siete ciudadanos españoles, entre ellos Antonio Llidó, asesinados o desaparecidos durante la dictadura militar chilena.
El 8 de noviembre de 2006 el Pleno de la Corte de Apelaciones de Santiago aprobó una nueva petición de desafuero contra Augusto Pinochet Ugarte, esta vez por el secuestro calificado y tortura del sacerdote español Antonio Llidó Mengual, perpetrado en 1974. La decisión fue adoptada por 13 votos contra 8, y la redacción del fallo quedó en manos del ministro Carlos Cerda.
“De nuevo me veo en una situación muy especial. Yo no puedo, no quiero marcharme, cuando tantos amigos camaradas que luchan, que mueren (algunos muy cercanos a mi, han sido brutalmente asesinados) para construir una sociedad más justa. Eso es todo, y parece que es demasiado para estos señores que, como de costumbre responden con metralletas cuando exigen pan”
Carta de Antonio durante su clandestinidad
Te recordamos, vivo, libre, solidario
Tu nombre vive en nuestras conciencias
Justicia por tu muerte
Castigo a tus asesinos
Colectivo José Domingo Cañas